Génesis 43 – 44, NBLA.
Los hermanos de José regresan a Egipto
1El hambre iba agravándose en la tierra. 2 Y cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: «Vuelvan allá y cómprennos un poco de alimento».
3 Pero Judá le respondió: «Aquel[a] hombre claramente nos advirtió[b]: “No verán mi rostro si su hermano no está con ustedes”. 4 Si envías a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y compraremos alimento. 5 Pero si no lo envías, no descenderemos. Porque el hombre nos dijo: “No verán mi rostro si su hermano no está con ustedes”».
6 Entonces Israel respondió: «¿Por qué me han tratado tan mal, informando[c] al hombre que tenían un hermano más?». 7 Pero ellos dijeron: «El hombre nos preguntó específicamente acerca de nosotros y nuestros familiares, diciendo: “¿Vive aún su padre? ¿Tienen otrohermano?”. Y nosotros contestamos sus preguntas[d]. ¿Acaso podíamos nosotros saber que él diría: “Traigan[e] a su hermano”?».
8 Y Judá dijo a su padre Israel: «Envía al muchacho conmigo. Nos levantaremos e iremos, para que vivamos y no perezcamos, tanto nosotros como tú y nuestros pequeños. 9 Yo me haré responsable[f] de él. De mi mano lo demandarás. Si yo no te lo vuelvo a traer[g] y lo pongo delante de ti, que lleve yo la culpa para siempre delante de ti[h]. 10 Porque si no hubiéramos perdido tiempo, sin duda ya habríamos regresado por segunda vez».
11 Entonces su padre Israel les dijo: «Si así tiene que ser, hagan esto: tomen de los mejores productos de la tierra en sus vasijas, y lleven a aquel[i] hombre como presente un poco de bálsamo y un poco de miel, resina aromática y mirra, nueces y almendras. 12 Y tomen doble cantidad de dinero en su mano, y lleven de nuevo en su mano el dinero que fue devuelto en la boca de sus costales. Tal vez fue un error. 13 Tomen también a su hermano, levántense y vuelvan a aquel[j] hombre. 14 Que el Dios Todopoderoso[k] les conceda misericordia ante aquel[l]hombre para que ponga en libertad a su otro hermano y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de mis hijos, que así sea[m]».
15 Tomaron, pues, los hombres este presente, doble cantidad de dinero en su mano y a Benjamín. Se levantaron y descendieron a Egipto y se presentaron delante de José.
José y Benjamín
16 Cuando José vio a Benjamín con ellos, dijo al mayordomo de su casa: «Haz entrar a estos[n]hombres a casa, y mata un animal y prepáralo, porque estos[o] hombres comerán conmigo al mediodía». 17 El hombre hizo como José le dijo, y llevó[p] a los hombres a casa de José.
18 Ellos tenían miedo porque eran llevados a casa de José y dijeron: «Por causa del dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez hemos sido traídos aquí, para tener pretexto contra[q] nosotros y caer sobre nosotros y tomarnos por esclavos con nuestros asnos».19 Entonces se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa, 20 y dijeron: «Oh señor mío, ciertamente descendimos la primera vez para comprar alimentos. 21 Y cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, todo nuestro dinero[r]. Así que lo hemos vuelto a traer en nuestra mano. 22 También hemos traído otro dinero en nuestra mano para comprar alimentos. No sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales».
23 Y el mayordomo les dijo: «No se preocupen[s], no teman. El Dios de ustedes y el Dios de su padre les ha dado ese tesoro en sus costales. Yo haré constar que recibí el dinero de ustedes[t]». Entonces les sacó a Simeón.
24 Después el hombre llevó a los hombres a casa de José, y les dio agua y se lavaron los pies. También dio forraje a sus asnos. 25 Entonces prepararon el presente para[u] la venida de José al mediodía, pues habían oído que iban a comer[v] allí.
26 Cuando José regresó a su casa, ellos le trajeron a la casa el presente que traían en su mano y se postraron ante él en tierra. 27 Entonces él les preguntó cómo se encontraban, y añadió: «¿Cómo está su anciano padre de quien me hablaron? ¿Vive todavía?». 28 «Su siervo nuestro padre está bien; todavía vive», contestaron. Y ellos se inclinaron en reverencia[w]. 29 Al alzar José sus ojos y ver a su hermano Benjamín, hijo de su madre, les preguntó: «¿Es este su hermano menor de quien me hablaron?». Y dijo: «Dios te imparta Su favor, hijo mío». 30 José se apresuró a salir, pues se sintió profundamente conmovido[x] a causa de su hermano y buscó dónde llorar. Entró en su aposento y lloró allí.
31 Después se lavó la cara y salió, y controlándose, dijo: «Sirvan la comida[y]». 32 Le sirvieron a José en un lado, a los hermanos en otro lado, y a los egipcios que comían con él, también les sirvieron aparte. Porque los egipcios no podían comer[z] con los hebreos, pues esto es abominación para los egipcios. 33 Los sentaron[aa] delante de él, el primogénito conforme a su derecho de primogenitura, y el más joven conforme a su edad. Ellos se miraban unos a otros con asombro. 34 Él les llevó porciones de su propia mesa[ab], pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Bebieron, pues, y se alegraron con él.
La copa de José
1Entonces José ordenó al mayordomo de su casa, diciendo: «Llena de alimento los costales de los hombres, todo lo que puedan llevar, y pon el dinero de cada uno de ellos en la boca de su costal. 2 Y mi copa, la copa de plata, ponla en la boca del costal del menor, con el dinero de su grano». Y el mayordomo hizo conforme a lo[a] que había dicho José. 3 Al rayar el alba[b], fueron despedidos los hombres con sus asnos.
4 Cuando ellos habían salido de la ciudad, y no estaban muy lejos, José dijo al mayordomo de su casa: «Levántate, sigue a esos[c] hombres. Cuando los alcances, diles: “¿Por qué han pagado mal por bien?[d] 5 ¿No es esta la copa en que bebe mi señor, y que de hecho usa para adivinar? Obraron mal en lo que hicieron”».
6 Así que los alcanzó, les dijo estas palabras. 7 Y ellos le dijeron: «¿Por qué habla mi señor de esta manera[e]? Lejos esté de sus siervos hacer tal cosa. 8 El dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, se lo volvimos a traer de la tierra de Canaán. ¿Cómo, pues, habíamos de robar de la casa de su señor plata u oro? 9 Aquel de sus siervos que sea hallado con ella, que muera, y también nosotros entonces seremos esclavos de mi señor».
10 Y él dijo: «Sea ahora también conforme a sus palabras. Aquel que sea hallado con ella será mi esclavo, y los demás de ustedes serán inocentes». 11 Ellos se dieron prisa. Cada uno bajó su costal a tierra, y cada cual abrió su costal. 12 El mayordomo registró, comenzando con el mayor y acabando con el menor, y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y después de cargar cada uno su asno, regresaron a la ciudad.
14 Cuando Judá llegó con sus hermanos a casa de José, él estaba aún allí, y ellos cayeron a tierra delante de él. 15 Y José les dijo: «¿Qué acción es esta que han hecho? ¿No saben que un hombre como yo puede ciertamente adivinar?».
16 Entonces dijo Judá: «¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué podemos hablar y cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de sus siervos. Así que somos esclavos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder[f] fue encontrada la copa». 17 Pero José respondió: «Lejos esté de mí hacer eso. El hombre en cuyo poder[g] ha sido encontrada la copa será mi esclavo. Pero ustedes, suban en paz a su padre».
Judá intercede por Benjamín
18 Entonces Judá se le acercó, y dijo: «Oh señor mío, permita a su siervo hablar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda su ira contra su siervo, pues usted es como Faraón mismo. 19 Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tienen padre o hermano?”. 20 Y respondimos a mi señor: “Tenemos un padre ya anciano y un hermano[h] pequeño, hijo de su vejez. Su hermano ha muerto, así que solo queda él de los hijos de su madre, y su padre lo ama”.
21 »Entonces usted dijo a sus siervos: “Tráiganmelo para que yo lo vea[i]”. 22 Y nosotros respondimos a mi señor: “El muchacho no puede dejar a su padre, pues si dejara a su padre, este moriría”. 23 Usted, sin embargo, dijo a sus siervos: “Si su hermano menor no desciende con ustedes, no volverán a ver mi rostro”.
24 »Aconteció, pues, que cuando subimos a mi padre, su siervo, le contamos las palabras de mi señor. 25 Y nuestro padre dijo: “Regresen, cómprennos un poco de alimento”. 26 Pero nosotros respondimos: “No podemos ir[j]. Si nuestro hermano menor va[k] con nosotros, entonces iremos[l]. Porque no podemos ver el rostro del hombre si nuestro hermano no está con nosotros”.
27 »Y mi padre, su siervo, nos dijo: “Ustedes saben que mi mujer me dio a luz dos hijos; 28 el uno salió de mi lado, y dije: ‘Seguro que ha sido despedazado’, y no lo he visto desde entonces.29 Si también se llevan a este de mi presencia[m], y algo malo le sucede, ustedes harán descender mis canas con dolor[n] al Seol[o]”.
30 »Ahora pues, cuando yo vuelva a mi padre, su siervo, y el muchacho no esté con nosotros, como su vida[p] está ligada a la vida del muchacho[q], 31 sucederá que cuando él vea que el muchacho no está con nosotros, morirá. Así pues, sus siervos harán descender las canas de nuestro padre, su siervo, con dolor al Seol. 32 Porque yo, su siervo, me hice responsable[r] del muchacho con mi padre, diciendo: “Si no te lo traigo, que lleve yo la culpa[s] delante de mi padre para siempre[t]”.
33 »Ahora pues, le ruego que quede este su siervo como esclavo de mi señor, en lugar del muchacho, y que el muchacho suba con sus hermanos. 34 Pues, ¿cómo subiré a mi padre no estando el muchacho conmigo, sin que yo vea el mal que sobrevendrá[u] a mi padre?».