2 Samuel 15- 18, NBLA.

Conspiración de Absalón

15 Aconteció después de esto que Absalón consiguió un carro y caballos, y cincuenta hombres que corrieran[a]delante de él. Absalón se levantaba temprano y se situaba junto al camino de la puerta; y sucedía que todo aquel que tenía un pleito y venía al rey para juicio, Absalón lo llamaba y decía: «¿De qué ciudad eres?». Y esterespondía: «Tu siervo es de una de las tribus de Israel». Entonces Absalón le decía: «Mira, tu causa[b] es buena y justa, pero nadie te va a escuchar de parte del rey». Decía además Absalón: «¡Quién me nombrara juez en la tierra! Entonces todo hombre que tuviera pleito o causa alguna podría venir a mí y yo le haría justicia». Y sucedía que cuando alguien se acercaba y se postraba ante él, él extendía su mano, lo levantaba[c] y lo besaba. De esta manera Absalón trataba a todo israelita que venía al rey para juicio. Así Absalón robó el corazón de los hombres de Israel.

Después de cuatro[d] años, Absalón dijo al rey: «Le ruego me deje ir a Hebrón a pagar mi voto que he hecho al Señor. Pues su siervo prometió un voto mientras habitaba en Gesur, en Aram y dijo: “Si en verdad el Señor me hace volver a Jerusalén, entonces yo serviré al Señor”». «Vete en paz», le dijo el rey. Y él se levantó y fue a Hebrón. 10 Pero Absalón envió espías por todas las tribus de Israel y dijo: «Tan pronto oigan el sonido de la trompeta, entonces dirán: “Absalón es rey en Hebrón”». 11 Con Absalón fueron 200 hombres de Jerusalén como invitados; fueron inocentemente[e], sin saber nada. 12 Y Absalón envió por Ahitofel el gilonita, consejero de David, desde Gilo su ciudad, cuando ofrecía los sacrificios. Y la conspiración se hacía fuerte porque constantemente aumentaba la gente que seguía a Absalón.

13 Entonces un mensajero vino a David y le dijo: «El corazón de los hombres de Israel está con[f] Absalón». 14 Y David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: «Levántense y huyamos, porque si no, ninguno de nosotros escapará de Absalón. Vayan de prisa, no sea que nos alcance pronto, traiga desgracia sobre nosotros y hiera la ciudad a filo de espada». 15 Y los siervos del rey le dijeron[g]: «Sus siervos están listos para hacer todo lo que nuestro[h] señor el rey quiera». 16 Salió el rey, y toda su casa con él[i], dejando el rey a diez concubinas para cuidar la casa. 17 Salió, pues, el rey y toda la gente con él[j], y se detuvieron en la última casa. 18 Todos sus siervos pasaron junto a él, todos los cereteos, los peleteos y todos los geteos, 600 hombres que habían venido con él[k]desde Gat; todos pasaron delante del rey.

19 Y el rey dijo a Itai el geteo: «¿Por qué has de venir tú también con nosotros? Regresa y quédate con el rey, porque eres un extranjero y también un desterrado; regresa a tu lugar. 20 Llegaste apenas ayer, ¿y he de hacer que vagues hoy con nosotros mientras yo voy por donde quiera ir? Regresa y haz volver a tus hermanos, y que sean contigo la misericordia y la verdad[l]». 21 Pero Itai respondió al rey: «Vive el Señor y vive mi señor el rey, ciertamente dondequiera que esté mi señor el rey, ya sea para muerte o para vida, allí también estará su siervo».22 Entonces David dijo a Itai: «Ve y pasa adelante». Así Itai el geteo pasó con todos sus hombres y con todos los pequeños que estaban con él. 23 Mientras todo el país lloraba en alta voz, todo el pueblo cruzó. El rey también cruzó el torrente Cedrón, y todo el pueblo pasó en dirección al desierto.

24 Y Sadoc pasó también, y todos los levitas con él, llevando el arca del pacto de Dios. Y asentaron el arca de Dios, y Abiatar subió después[m] que había terminado de pasar todo el pueblo que salía de la ciudad. 25 Entonces el rey dijo a Sadoc: «Haz volver el arca de Dios a la ciudad. Si hallo gracia ante los ojos del Señor, Él me hará volver y me mostrará tanto el arca[n] como Su morada. 26 Pero si Él dijera así: “No me complazco en ti”, mira, aquí estoy, que haga conmigo lo que bien le parezca[o]». 27 También el rey David dijo al sacerdote Sadoc: «¿No eres vidente? Regresa en paz a la ciudad, y con ustedes sus dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán, hijo de Abiatar.28 Miren, esperaré en los vados del desierto hasta que venga palabra de ustedes para informarme». 29 Sadoc y Abiatar hicieron volver el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allí.

30 David subía a la cuesta del monte de los Olivos, y mientras iba, lloraba con la cabeza cubierta y los piesdescalzos. Entonces todo el pueblo que iba con él cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.31 Alguien dio aviso a David: «Ahitofel está entre los conspiradores con Absalón». Y David dijo: «Oh Señor, te ruego, haz necio el consejo de Ahitofel».

32 Sucedió que mientras David se acercaba a la cumbre donde se adoraba a Dios, Husai el arquita salió a su encuentro con su manto desgarrado[p] y polvo[q] sobre la cabeza. 33 Y David le dijo: «Si pasas conmigo, entonces me serás una carga. 34 Pero si regresas a la ciudad, y dices a Absalón: “Seré su siervo, oh rey; como en el pasado he sido siervo de su padre, así ahora seré su siervo”, entonces hará nulo el consejo de Ahitofel en favor mío. 35 ¿Y no están allí contigo Sadoc y Abiatar los sacerdotes? Por tanto[r], todo lo que oigas de la casa del rey lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 También, sus dos hijos están allí con ellos, Ahimaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar, y por medio de ellos me comunicarás todo lo que oigas». 37 Husai, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón entraba en Jerusalén.

Simei maldice a David

16 Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre, vio que Siba, el criado de Mefiboset, salía a su encuentro con un par de asnos aparejados, y sobre ellos había 200 panes, 100 racimos de uvas pasas, 100 frutas de verano y un odre de vino. Y el rey dijo a Siba: «¿Para qué tienes esto?». Y Siba respondió: «Los asnos son para que monte la familia[a] del rey, y el pan y la fruta de verano para que los jóvenes coman, y el vino para que beba cualquiera que se fatigue en el desierto». Entonces el rey dijo: «¿Y dónde está el hijo de tu señor?». Y Siba respondió al rey: «Está en Jerusalén, pues ha dicho: “Hoy la casa de Israel me devolverá el reino de mi padre”».Y el rey dijo a Siba: «Mira, todo lo que pertenece a Mefiboset es tuyo». Y Siba dijo: «Me inclino ante usted; que halle yo gracia ante sus ojos, oh rey, mi señor».

Al llegar el rey David a Bahurim, entonces, salió de allí un hombre de la familia de la casa de Saúl que se llamaba Simei, hijo de Gera. Cuando salió, iba maldiciendo, y tiraba piedras a David y a todos los siervos del rey David, aunque todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda. Así decía Simei mientras maldecía: «¡Fuera, fuera, hombre sanguinario e indigno! El Señor ha hecho volver sobre ti toda la sangre derramada de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado; el Señor ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón. Aquí estás prendido en tu propia maldad, porque eres hombre sanguinario».

Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: «¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Déjeme que vaya ahora y le corte[b] la cabeza». 10 Pero el rey dijo: «¿Qué tengo yo que ver con ustedes, hijos de Sarvia? Si él maldice, y si el Señor le ha dicho: “Maldice a David”, ¿quién, pues, le dirá: “¿Por qué has hecho esto?”». 11 Entonces David dijo a Abisai y a todos sus siervos: «Mi hijo que salió de mis entrañas busca mi vida; ¿cuánto más entonces este benjamita? Déjenlo, que siga maldiciendo, porque el Señor se lo ha dicho. 12 Quizá el Señor mire mi aflicción y me devuelva[c] bien por su maldición de hoy». 13 Así pues, David y sus hombres siguieron su camino; y Simei iba por el lado del monte paralelo a él, y mientras iba lo maldecía, le tiraba piedras[d]y le arrojaba polvo. 14 Y el rey y todo el pueblo que iba con él llegaron al Jordán[e] fatigados, y allí descansaron[f].

15 Entonces Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel con él. 16 Sucedió que cuando Husai el arquita, amigo de David, vino a Absalón, Husai dijo a Absalón: «¡Viva el rey! ¡Viva el rey!». 17 Y Absalón dijo a Husai: «¿Es esta tu lealtad[g] para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?». 18 Respondió Husai a Absalón: «No, pues a quien el Señor, este pueblo y todos los hombres de Israel han escogido, de él seré, y con él me quedaré. 19 Además, ¿a quién debería yo servir? ¿No habría de ser en la presencia de su hijo? Tal como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti».

20 Entonces Absalón dijo a Ahitofel: «Den ustedes su consejo. ¿Qué debemos hacer?». 21 Y Ahitofel respondió a Absalón: «Lléguese a las concubinas de su padre, a quienes él ha dejado para guardar la casa. Entonces todo Israel sabrá que usted ha hecho odioso a su padre, y las manos de todos los que están con usted se fortalecerán». 22 Levantaron, pues, una tienda en el terrado para Absalón, y él se llegó a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel. 23 El consejo que Ahitofel daba[h] en aquellos días era como si uno consultara la palabra de Dios. Así era considerado todo consejo de Ahitofel tanto por David como por Absalón.

Consejos de Ahitofel y de Husai

17 Ahitofel dijo también a Absalón: «Le ruego que me deje escoger 12,000 hombres, y esta noche me levantaré y perseguiré a David. Caeré sobre él cuando esté cansado y fatigado[a], le infundiré terror y huirá todo el pueblo que está con él. Entonces heriré al rey solamente, y haré volver a usted a todo el pueblo. El regreso de todos depende del hombre a quien busca[b]; después todo el pueblo estará en paz». Y el plan agradó a[c] Absalón y a todos los ancianos de Israel.

Entonces Absalón dijo: «Llame[d] también ahora a Husai el arquita y escuchemos lo que él tiene que decir[e]».Cuando Husai vino a Absalón, este le dijo[f]: «Ahitofel ha hablado de esta manera[g]. ¿Llevaremos a cabo su plan?[h] Si no, habla». Y Husai dijo a Absalón: «Esta vez el consejo que Ahitofel ha dado[i] no es bueno». Dijo además Husai: «Usted conoce a su padre y a sus hombres, que son hombres valientes y que están enfurecidos[j] como una osa en el campo privada de sus cachorros. Su padre es un experto en la guerra[k], y no pasará la noche con el pueblo. Ciertamente, él ahora se habrá escondido en una de las cuevas[l] o en algún otro lugar. Y sucederá que si en el primer asalto caen algunos de los suyos[m], cualquiera que se entere, dirá: “Ha habido una matanza entre el pueblo que sigue a Absalón”.

10 »Y aun el valiente, cuyo corazón es como el corazón de un león, se desanimará[n] completamente, pues todo Israel sabe que su padre es un hombre poderoso y que todos los que están con él son valientes. 11 Pero yo aconsejo que todo Israel se reúna con usted, desde Dan hasta Beerseba, abundantes como la arena que está a la orilla del mar, y que usted personalmente vaya[o] al combate. 12 Así que iremos a él en cualquiera de los lugares donde se encuentre, y descenderemos sobre él como cae el rocío sobre la tierra. De él y de todos los hombres que están con él no quedará ni uno. 13 Si se refugia en una ciudad, todo Israel traerá sogas a aquella ciudad y la arrastraremos al valle[p] hasta que no se encuentre en ella ni una piedra pequeña». 14 Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: «El consejo de Husai el arquita es mejor que el consejo de Ahitofel». Pues el Señorhabía ordenado que se frustrara el buen consejo de Ahitofel para que el Señor trajera calamidad sobre Absalón.

15 Después Husai dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: «Esto[q] es lo que Ahitofel aconsejó a Absalón y a los ancianos de Israel, y esto[r] es lo que yo he aconsejado. 16 Ahora pues, envíen inmediatamente y avisen a David: “No pase la noche en los vados del desierto sino pase al otro lado sin falta, no sea que el rey y el pueblo que está con él sean destruidos[s]”». 17 Y Jonatán y Ahimaas aguardaban en En Rogel[t]. Una criada iría a avisarles y ellos irían a avisar al rey David, porque no debían verse entrando a la ciudad. 18 Pero un muchacho los vio y avisó a Absalón; así que los dos salieron rápidamente y fueron a la casa de un hombre en Bahurim que tenía un pozo en su patio, al cual[u] descendieron. 19 Y tomando la mujer una manta, la extendió[v] sobre la boca del pozo y esparció grano sobre ella, de modo que nada se notaba[w]. 20 Entonces los siervos de Absalón fueron a la casa de la mujer[x] y dijeron: «¿Dónde están Ahimaas y Jonatán?». Y la mujer les dijo: «Ellos han pasado el arroyo[y]». Buscaron, y al no encontrarlos, regresaron a Jerusalén.

Absalón persigue a David

21 Después que los siervos se fueron, salieron del pozo, y fueron y dieron aviso al rey David, diciéndole[z]: «Levántense y pasen aprisa las aguas, porque Ahitofel ha aconsejado así contra ustedes». 22 Entonces David y todo el pueblo que estaba con él se levantaron y pasaron el Jordán. Ya al amanecer[aa] no quedaba ninguno que no hubiera pasado el Jordán. 23 Viendo Ahitofel que no habían seguido[ab] su consejo, aparejó[ac] su asno, se levantó y fue a su casa, a su ciudad, puso en orden[ad] su casa y se ahorcó. Así murió, y fue sepultado en la tumba de su padre.

24 Al llegar David a Mahanaim, Absalón pasó el Jordán y con él todos los hombres de Israel. 25 Absalón nombró a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un hombre que se llamaba Itra, el israelita[ae], el cual se había llegado a Abigail, hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab. 26 Y acampó Israel con[af] Absalón en la tierra de Galaad.

27 Cuando David llegó a Mahanaim, entonces Sobi, hijo de Nahas de Rabá, de los hijos de Amnón, Maquir, hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai el galaadita de Rogelim, 28 trajeron camas, copas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, semillas tostadas, 29 miel, cuajada, ovejas, y queso de vaca, para que comieran David y el pueblo que estaba con él, pues decían: «El pueblo está hambriento, cansado y sediento en el desierto».

Derrota y muerte de Absalón

18 Entonces David contó[a] el pueblo que estaba con él, y puso sobre ellos capitanes de miles y capitanes de cientos. Y envió David al pueblo: una tercera parte bajo el mando[b] de Joab, otra tercera parte bajo el mando[c]de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y otra tercera parte bajo el mando[d] de Itai el geteo. Y el rey dijo al pueblo: «Ciertamente yo también saldré con ustedes». Pero el pueblo dijo: «No debe salir; porque si tenemos que huir, no harán caso de nosotros. Aunque muera la mitad de nosotros, no harán caso de nosotros. Pero usted vale por 10,000 de[e] nosotros; ahora pues, será mejor que usted esté listo para ayudarnos desde la ciudad».«Yo haré lo que les parezca mejor[f]», les dijo el rey. Y el rey se puso junto a la puerta, y todo el pueblo salió por centenares y por millares. Y el rey David mandó a Joab, a Abisai y a Itai y dijo: «Por amor a mí traten bien al joven Absalón». Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio orden a todos los capitanes acerca de Absalón.

El pueblo salió al campo al encuentro de Israel, y se entabló la batalla en el bosque de Efraín. Allí fue derrotado[g] el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y la matanza aquel día allí fue grande: 20,000 hombres. La[h] batalla se extendió por toda aquella región[i], y el bosque devoró más gente aquel día que la que devoró la espada.

Absalón se encontró con los siervos de David. Absalón iba montado en su mulo, y pasó el mulo debajo del espeso ramaje de una gran encina, y se le trabó la cabeza a Absalón en la encina, y quedó colgado[j] entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió de largo. 10 Cuando uno de los hombres vio esto, avisó a Joab: «Yo vi a Absalón colgado de una encina». 11 Joab dijo al hombre que le había avisado: «Así que tú loviste, ¿por qué no lo heriste allí derribándolo a tierra? Yo te hubiera dado diez monedas de plata y un cinturón».12 Respondió el hombre a Joab: «Aunque yo recibiera 1,000 monedas de plata en la mano[k], no extendería la mano contra el hijo del rey. Porque ante nuestros oídos el rey te ordenó a ti, a Abisai y a Itai: “Protéjanme[l] al joven Absalón”. 13 De otro modo, si yo hubiera hecho traición contra su vida (y no hay nada oculto al rey), tú mismo te hubieras mostrado indiferente[m]». 14 Respondió Joab: «No malgastaré mi tiempo[n] aquí contigo». Y tomando tres dardos en la mano[o], los clavó en el corazón de Absalón mientras todavía estaba vivo en medio[p] de la encina.15 Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón y lo remataron.

16 Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo regresó de perseguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo. 17 Y tomaron a Absalón, lo echaron en una fosa profunda[q] en el bosque y levantaron sobre él un gran montón de piedras. Y todo Israel huyó, cada uno a su tienda. 18 En vida, Absalón había tomado y erigido para sí una columna que está en el Valle del Rey, pues se había dicho: «No tengo hijo para perpetuar[r] mi nombre». Y llamó la columna por su propio nombre, y hasta hoy día se llama Monumento de Absalón.

19 Y Ahimaas, hijo de Sadoc, dijo: «Te ruego que me dejes correr y llevar las noticias al rey de que el Señor lo ha liberado[s] de la mano de sus enemigos». 20 Pero Joab le dijo: «Tú no eres el hombre para llevar hoy las noticias; las llevarás otro día. No llevarás noticias hoy, porque el hijo del rey ha muerto». 21 Entonces Joab dijo al cusita[t]: «Ve, anuncia al rey lo que has visto». Y el cusita se inclinó ante Joab, y corrió. 22 Y Ahimaas, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: «Pase lo que pase, te ruego que me dejes correr tras el cusita». «¿Por qué correrás, hijo mío, ya que no tendrás recompensa por ir?», le dijo Joab. 23 Pero él dijo: «Pase lo que pase, correré». Entonces le dijo: «Corre». Y Ahimaas corrió por el camino de la llanura, y pasó al cusita.

24 David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya subió al terrado de la puerta en el muro, y alzando los ojos miró, y vio a un hombre que corría solo. 25 Y el atalaya llamó y avisó al rey. Y el rey dijo: «Si viene solo hay buenas noticias en su boca». Mientras se acercaba más y más, 26 el atalaya vio a otro hombre corriendo. Entonces el atalaya dio voces al portero, y dijo: «Veo a otro hombre corriendo solo». «Este también trae buenas noticias», dijo el rey. 27 Y el atalaya dijo: «Creo[u] que el correr del primero es como el correr de Ahimaas, hijo de Sadoc». Y el rey dijo: «Este es un buen hombre y viene con buenas noticias».

28 Y Ahimaas dio voces, y dijo al rey: «Todo está bien[v]». Se postró rostro en tierra delante del rey, y dijo: «Bendito es el Señor su Dios, que ha entregado a los hombres que levantaron sus manos contra mi señor el rey».29 «¿Le va bien al joven Absalón?», preguntó el rey. Y Ahimaas respondió: «Cuando Joab envió al siervo del rey y a su siervo, vi un gran tumulto, pero no supe qué era». 30 «Ponte a un lado y quédate aquí», le dijo el rey. Y él se puso a un lado, y se quedó allí.

31 Y cuando llegó el cusita, dijo: «Reciba mi señor el rey buenas noticias, porque el Señor lo ha librado[w] hoy de la mano de todos aquellos que se levantaron contra usted». 32 Dijo el rey al cusita: «¿Le va bien al joven Absalón?». Y el cusita respondió: «Sean como ese joven los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra usted para mal». 33 [x]El rey se conmovió profundamente, y subió al aposento que había encima de la puerta y lloró. Y decía así mientras caminaba: «¡Hijo mío Absalón; hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!».

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