Lucas 1:5-24, 57-80, NBLA.
Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista
5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón[d] que se llamaba Elisabet. 6 Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7 No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada[e].
8 Pero aconteció que mientras Zacarías[f] ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. 10 Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. 11 Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. 12 Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de[g] él.
13 Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás[h] Juan. 14 Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, 15 porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, 16 y hará volver a muchos de los israelitas al Señor su Dios. 17 Él irá delante del Señor en el espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto».
18 Entonces Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada[i]». 19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, que estoy en[j] la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. 20 Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo».
21 El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. 22 Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él les hablaba por señas y permanecía mudo. 23 [k]Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
24 Después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó[l] por cinco meses, diciendo: 25 «Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignómirarme para quitar mi afrenta entre los hombres».
Nacimiento de Juan el Bautista
57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58 Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado[ac] Su gran misericordia hacia ella, y se regocijaban con ella. 59 Al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. 60 «No, sino que se llamará Juan», respondió la madre. 61 Y le dijeron: «No hay nadie en tu familia[ad] que tenga ese nombre». 62 Entonces preguntaban por[ae] señas al padre, cómo lo quería llamar. 63 Él pidió una tablilla y escribió lo siguiente[af]: «Su nombre es Juan». Y todos se maravillaron.
64 Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. 65 Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. 66 Todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: «¿Qué, pues, llegará a ser este niño?». Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.
Profecía de Zacarías
67 Su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
68 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
Porque nos ha visitado y ha traído redención para Su pueblo,
69 Y nos ha levantado un cuerno de salvación
En la casa de David Su siervo,
70 Tal como lo anunció[ag] por boca de Sus santos profetas desde los tiempos antiguos,
71 Salvación[ah] de nuestros enemigos
Y de la mano de todos los que nos aborrecen;
72 Para mostrar misericordia a nuestros padres,
Y para recordar Su santo pacto,
73 El juramento que hizo[ai] a nuestro padre Abraham:
74 Concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos,
Le sirvamos sin temor,
75 En santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días.
76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo;
Porque irás delante del Señor para preparar Sus caminos;
77 Para dar a Su pueblo el conocimiento de la salvación
Por[aj] el perdón de sus pecados,
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que la Aurora nos visitará desde lo alto,
79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte,
Para guiar nuestros pies en el camino de paz».
80 Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.